Cuando sufrimos un secuestro emocional, nos encontramos reaccionando de forma automática a estímulos tratados por el cerebro emocional. Sí, has leído bien, cerebro emocional.
No es que existan dos cerebros, sino que con el paso del tiempo, numerosas investigaciones han afirmado que nuestro cerebro está formado por una parte más emocional (sistema límbico) y una parte más racional o pensante (neocórtex o corteza frontal).
Lo que ocurre es que el cerebro emocional o límbico responde con mayor velocidad, aunque generalmente sus respuestas sean más imprecisas porque no han pasado por el análisis de lo racional.
Pero, ¿Qué estructura es la que examina nuestro entorno? La respuesta es la amígdala, una masa con forma de almendras, situada en el sistema límbico que es la encargada del procesamiento y almacenamiento de las reacciones emocionales, así la amígdala cuando está llevando a cabo sus funciones de examinar el entorno en el que nos encontramos y comienza a preguntarse: ¿me hará daño esto? ¿puede hacerme sufrir? ¿lo he temido desde siempre? busca sus respuestas y si estas son afirmativas, nuestro sistema nervioso da la señal de alarma en nuestro organismo, postergándose las funciones más irrelevantes y ejecutándose aquellas que permitan defender la amenaza, se comenzarán a segregar las hormonas necesarias para huir o luchar, se acelerará el pulso, se reducirá el campo visual, se alterará la circulación y también el pensamiento para concentrarse en el peligro.
Así, el neocórtex que es el cerebro pensante se esquiva y nos volvemos por unos momentos mucho más instintivos. La amígdala declara un estado de guerra con el que nos volvemos animales peleando por nuestra supervivencia emocional, la que podemos igualar con la supervivencia física.
Con esta explicación queda claro que el entrenamiento basado en motricidad fina, que requiere precisión, relajación y otras actividades pensantes no sirve en un escenario de violencia, es por esto que algunos critican que en los entrenamientos basados en escenarios situacionales hacemos las “mismas técnicas”, pues les explico que no son las mismas entradas en respuesta a diferentes ataques, la prioridad es el control del atacante, luego el castigo, el control es instintivo y el mismo, esto es porque los escenarios los debemos hacer con realismo lo que activa la amigdala y mi cerebro que esta bajo stress va a seleccionar una respuesta, tomar una nueva desición va a se muy difícil, el entrenamiento bien hecho activa nuestro instinto de sobrevivencia porque nuestro cerebro no diferencia si es ficción o realidad, si la respuesta que tomamos es erronea o ineficáz producto de entrenamientos o capacitaciones mal diseñadas basadas en técnica y alejados totalmente de la realidad y de la táctica, vamos a fallar. Es por esto que Kalah System Combat esta basado sólo en motricidad gruesa, efectiva y capaz para sobrevivir.
Nos vemos en el entrenamiento para que te demuestres a ti mismo esta gran verdad.
“QUIÉN DOMINA LA TÁCTICA DOMINA EL CONFLÍCTO”